LA HISTORICA PLANTA DE LAVALLOL CERRO SUS PUERTAS ESTE PRIMERO DE ENERO, LA COMPLICIDAD DEL GREMIO, LA ENTREGA DE LA FEDERACION Y UNA REALIDAD QUE ASUSTA AL SECTOR
CRONOLOGÍA DE UN CIERRE
A mediados de octubre de 2024, los directivos del grupo cordobés Beltrán, dueños de Dánica Llavallol, convocaron a los delegados y al secretario general del Sindicato Aceitero de Capital, Diego Kañe, a una reunión. Allí comunicaron su intención de realizar una drástica reducción de personal, proponiendo despedir a más de 50 trabajadores. Esta propuesta fue rechazada por el cuerpo de delegados, mientras que Kañe optó por no expresar ninguna opinión.
Tras el rechazo, la empresa ofreció un plan de retiros voluntarios, que no obtuvo los resultados esperados. En ese momento, abandonaron el diálogo con los delegados y avanzaron con un acuerdo con Kañe para ejecutar un falso cierre, estrategia que ya habían utilizado un año antes con Dánica San Luis, la cual permaneció cerrada durante seis meses.
Avalando esta práctica desleal el secretario general del gremio aceitero Kañe inició una campaña de difamación contra los delegados. El cuerpo de delegados ajenos a esta maniobra presiono para que se denunciara a la empresa por vaciamiento y traslado productivo. Esta denuncia derivó en varias audiencias en el Ministerio de Trabajo, donde el grupo Beltrán reiteró en cada oportunidad su intención de cerrar la planta, despedir a todos los empleados bajo el artículo 247 y trasladar la producción.
Pese a los esfuerzos de los delegados, el Ministerio de Trabajo de la provincia nunca emitió una resolución favorable.
Finalmente, el grupo Beltrán ofreció un pago indemnizatorio en cuotas, amenazando a quienes no aceptaran con despedirlos bajo el artículo 247. Por miedo o agotamiento tras cinco años de lucha, muchos trabajadores aceptaron el acuerdo. Sin embargo, un grupo, conformado por delegados y miembros de la comisión directiva, se negó y fue despedido mediante telegrama.
REAPERTURA Y FRAUDE
Lo más llamativo fue que algunas personas cercanas a Diego Kañe, que tampoco aceptaron la propuesta de la empresa, no recibieron telegramas de despido. La consolidación del fraude comenzó a conocerse con los rumores de una posible reapertura de la planta Dánica con la gente que responde a Kañe.
Ante los pedidos de respuestas Kañe respondió diciendo que “la gente que se fue lo hizo porque no estuvo dispuesta a pelear”. haciendo responsable del cierre a sus propios compañeros, cuando no hubo plan de lucha y solo quisieron salvar su bolsillo
Recientemente, parte de los delegados y la comisión directiva fueron convocados por el sindicato debido a la posible reapertura de Dánica, estos nos manifestaron lo siguiente:
Rechazamos la propuesta porque la consideramos un fraude laboral orquestado entre parte de la dirigencia sindical de Aceiteros y el grupo Beltrán.
«Nuestra posición es clara: de reabrir la planta daremos la batalla necesaria por la reinstalación de todos nuestros compañeros que fueron engañados y estafados»
La entrega del ministerio de trabajo es algo de esperar en un gobierno neoliberal, pero la entrega de aquellos que dicen defender derechos es inaudita, este pareciera el relato del final de una lucha, pero lejano a eso, ahora comienza la recuperación de un gremio de mano de sus trabajadores, que seguramente dará mucho para hablar.