
Lazzaro abarca la secretaría de Género y Derechos Humanos en el Sindicato de Curtidores, ser referente entre las Mujeres Sindicalistas en la Corriente Federal (CFT) y también desempeñarse como la directora de Políticas de Equidad, Formación Laboral y Cuidados, en el Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires a cargo de otra sindicalista: Estela Díaz.
-¿Dentro de tu hiperactividad hay alguna pausa o descanso posible?
-Sí claro, soy peronista. El trabajo dignifica y mucho más si uno hace las cosas con amor. A veces cuando termina una jornada pienso: ¿por qué hice todo esto? Más allá de los dolores que desde hace años tengo en las cervicales y del cansancio, me respondo al instante esa pregunta: lo hago porque quiero dejarles un futuro mejor a mis hijos, y cuando digo «mís hijos» me refiero no sólo a los que nacieron de mi vientre.
-Para el «Ni una menos» o el debate de la ley de interrupción voluntaria del embarazo la grieta quedó a un costado por coincidencias varias.
-Quiero hacer dos lecturas, mencionás el movimiento por el «Ni una menos» donde estuvo el acompañamiento de muchos varones. Pero cuando hablamos del aborto debemos recordar que se trata de un derecho individual. Es una decisión de cada mujer la interrupción voluntaria del embarazo y por suerte tenemos una ley. Eso nos permitió salir del ostracismo de la clandestinidad. El Presidente en su primer discurso, habló de «los sótanos de la democracia», bueno las mujeres en muchos temas todavía estamos en esos sótanos…
-¿Todavía?
-Si, el patriarcado no se cayó con la ley para la interrupción voluntaria del embarazo.
Corresponde decir que existe una cuestión ideológica sobre qué derechos peleamos las compañeras cuando nos reconocemos en el feminismo popular y qué derechos plantean las feministas liberales. Quienes estamos en los sindicatos peleamos por los derechos colectivos. Y aquí podemos volver a Eva Perón para ver la realidad efectiva en cuanto a lo que ella predicaba, eso era feminismo puro.
-¿Cómo explicar que algunos sindicalistas veneran a Eva Perón y al mismo tiempo admiten públicamente su recelo con Cristina por su condición de mujer?
Eva no ejerció el poder que otorga el voto popular, más allá de su indiscutible poder ante las masas. ¿Cuándo le reconocieron su carácter de sindicalista? Porque la compañera fue secretaria general del gremio de Radiodifusión.
-¿Aconseja leer a Eva Perón dentro del contexto?
-Exacto. Hace algunos años escribí un artículo sobre Eva y Cristina. Las dos cuestionadas por la oligarquía, a las dos les han hecho absolutamente de todo. Evita podría haber sido una excelente vicepresidenta y muchas cosas que le tocaron sufrir también las padeció Cristina que sí pudo ejercer el poder real por medio del voto popular, pero a quien también se la desgastó. La historia reconoce y dignifica a Eva y también lo hará con Cristina.
-¿Cómo explicaría el odio potente contra Eva y Cristina a cargo de mujeres?
-Nosotras fuimos atravesadas por la cultura machista. Ahora, el acto de mayor unidad del Movimiento Obrero se dió desde las mujeres organizadas, con la mesa de las trabajadoras. Donde están las compañeras de la Economía Popular, las compañeras Amas de Casa y las trabajadoras formales. Y lo que hicimos simplemente es entender que somos todas laburantas.
-Existen quienes idealizan el feminismo y también quienes afrontan la existencia de internas no exentas de egos como parte de la condición humana.
-Es que el poder es parte de la condición humana, hay que ponerlo en palabras. Porque caso contrario parece que las mujeres no queremos ejercerlo.
-Por ese camino también surgen dichos y mitos sobre todo hoy en el sindicalismo sobre «los inconvenientes del doble comando sindical».
-Es que no hay temas para mujeres y temas para varones. Cuando la CGT planteó la incorporación de las mujeres y lo digo entre comillas porque lo que no se está cumpliendo allí es la ley del Cupo Femenino Sindical, una herramienta de participación para las mujeres que ya existía.
De hecho desde la Corriente Federal de los Trabajadores (CFT) lanzamos los encuentros nacionales de mujeres sindicalistas, algo que no había tenido lugar en toda la historia.